Dicen

Dicen que estamos en el antedía, yo diría no se ni dónde estamos... (Blas de Otero)

martes, 27 de diciembre de 2011

TEATRO PORTEÑO abre con 'Las malas palabras'



     Con el re-estreno de Las Malas Palabras, unipersonal sobre el libro homónimo Ariel Arango, quedó formalmente inaugurada una nueva y confortable sala en pleno corazón de la Calle Corrientes.
     El espectáculo, un  one-man show que escribió y representa Daniel Kuzniecka, está basado en un sesudo trabajo de Arango, ex-decano de la universidad rosarina y docente de psicoanálisis en cátedras santafecinas y porteñas.
     Los nueve capítulos y las doscientas páginas del libro original, publicado por el autor en 2010, quedan resumidas en una especie de disertación de 90 minutos, matizada de imágenes muy ilustrativas  slides y videos de excelente factura. 
     Buena voz y apostura son lo que aporta Kuzniecka a la difícil tarea de volver popular lo académico. El objetivo central del libro y, por ende, del espectáculo es analizar con un ojo profano [aunque cultivado] algo que ha merecido cientos de análisis y miles de páginas de la literatura especializada: las palabras ‘tabú’. La Biblia, Aristófanes, el Kama Sutra, el Marqués de Sade, Voltaire, el arte mochica, Freud y hasta el argentinísimo Dr Rascovsky  colaboran para enriquecer el texto que ahora ocupa la escena.     
     Con un seguimiento ajustado de los capítulos pergeñados por Arango, el actor hila sus textos. Así desfila el repertorio vasto de las llamadas ‘malas palabras’, la represión que las circunda y los actos que las motivan mediata o inmediatamente. Desde las heces hasta un elogio de la obscenidad, todo tiene su momento en la ‘conferencia ficta’ de Kuzniecka.
      Lo socarrón de algunas ponderaciones y el corazoncito puesto en lo más clásico de las teorías freudianas puede ser –si tomado a la ligera- motivo de risa o sonrisa. Pero subyace una seriedad o una gravedad de propósito que ni el actor ni su versión logran atravesar. El eficaz diálogo que mantienen el actor en escena y el psicoanalista desde una supuesta webcam demuestran que  -aún con una cuota de muy buen humor- hay tópicos que nada tienen de gracioso.  
      En resumen: un espectáculo que brinda un buen momento y deja lugar para cierta actitud meditativa respecto de lo que ambiguamente llamamos “malas  palabras”.    

                                  Jorge Paolantonio para Didascalias / Rumbo Sur
Prensa Duche- Zarate

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