Dicen

Dicen que estamos en el antedía, yo diría no se ni dónde estamos... (Blas de Otero)

martes, 27 de diciembre de 2011

EL NOMBRE - INCOMUNICACION QUE RESISTE NOMBRES


     Jon Fosse  (Noruega, 1959) –autor de ‘El Nombre’- acaba de obtener en Oslo  (septiembre 2010) el Premio Ibsen por su “dramaturgia única que abre las puertas de la escena a los misterios sin palabras que persiguen los humanos desde el nacimiento a la muerte”. Argentina lleva estrenadas tres de sus obras: El Hijo, La noche canta sus canciones, y la que hoy nos ocupa. Cabe acotar que Fosse es también un conocido poeta objetivista y que su producción suma más de 30 obras presentadas en más de 900 producciones en 46 idiomas diferentes.
    Luis Cano y Analía Fedra García han trabajado con prolijidad la traducción de un texto rico en silencios. La ‘historia’ a desentrañar se relaciona con una afuera hosco y un adentro inhóspito o despojado de afectos constatables. La ‘vestlandet’ noruega -tierra de Fosse y también de Ibsen- envuelve en su borrasca solo para que el mundo compruebe, con pesar, que la falta de capacidad para comunicar domina y asfixia sin concesiones.     
    La narración en escena funciona en términos de un índice que cada espectador deberá hallar –en caso de no exasperarse u obnubilarse por la falta de acción de la pieza.  La historia luce llana: Bea, a punto de parir, retorna al cabo de un  tiempo a pueblo y casa natal Su pareja, un chico cuyo nombre a nadie parece interesar y que jamás se revela, arriba después. En la casa aguardan a Bea  – y es solo un decir- una hermana impredecible, una madre quejosa y un padre frío y de pocas pulgas. Luego aparecerá el primer amante de Bea, Byarne, amigo de la familia, que exhibirá su rusticidad junto al irreprimible deseo de ‘volver a poseer’ a esa mujer grávida. Las escenas se suceden para subrayar, desde la inacción,  el ruido con que lluvia y viento inclementes afectan paisaje y personajes. Fosse –el poeta-  pone en boca del padre de la criatura por nacer- un parlamento cuya lírica apenas mitiga la dureza de un discurso ríspido y sin respiro. El resto de la familia ríe groseramente ante el atisbo culto del joven: leer libros. Agreguemos que la ausencia de contacto visual entre los personajes impera todo el tiempo. Y que la historia fluye sin que los conflictos tengan resolución alguna. Acertar el nombre del niño por nacer es un juego inoperante, la madre lo conoce pero apenas se atreve a decírselo a sí misma. El final es previsible. 
    La Bea de María Eugenia López acierta a recrear la incomodidad y melancolía perenne de su creatura. Falla, al desplazarse, en ‘mostrar’ corporalmente una mujer a punto de parir. El chico-amante, encarnado por Alfredo Staffolani, no desentona. La Hermana (Fabiana Falcón), el Padre (Horacio Marassi) y Byarne (Sebastián Raffa) cumplen su labor con corrección. La Madre, caracterizada por Fabiana Falcón, es buena en tonos pero no logra traducir el dolor físico que su personaje asevera sentir.     
      El escueto marco escenográfico subraya la gelidez interna y externa de la pieza.
      Con ‘El Nombre’, Analía Fedra García hace su intento por universalizar el mensaje de Fosse que, como (el primer) Ibsen, ‘señala defectos del carácter noruego’ pero nos pone a reflexionar sobre conductas comunes a toda la humanidad. 

JORGE PAOLANTONIO PARA DIARIO Z

FICHA TECNICA
Autor: Jon Fosse,  en traducción de  Luis Cano y Analía Fedra García
Madre: Fabiana Falcón; Padre: Horacio Marassi, Bea: María Eugenia López; Chico: Alfredo Staffolani, Byarne: Sebastián Raffa
Luces: M. Pastorino; Escenografía: J.D.Menossi; Música original: G. García Mendy;
Asistencia de Dirección: Sofía Alberro
Dirección: Analía Fedra García
Espectáculo con auspicio de la Embajada de Noruega.
Sala  LA CARBONERA, Balcarce 990/998

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