Dicen

Dicen que estamos en el antedía, yo diría no se ni dónde estamos... (Blas de Otero)

martes, 27 de diciembre de 2011

ENCENDIDA CRONICA DE UNA ESCRITORA INEDITA

“DIA DE VISITA”


     

       Cuando Juan Crespo [autor de Sri Lanka y una diversidad de guiones] co-escribió su “Día de Visita” poniendo palabras al trabajo experimental de actores reunidos, no deber haber soñado que el producto podía resultar en un texto novelesco. La complejidad de vericuetos del libreto –pese a la adaptación de Néstor Zacco quien, además, la pone en escena-  opera como una partitura algo prolongada para un final previsto. Afirmaba Emilia [la muñeca parlante,  genial creación de Monteiro Lobato] que para escribir una autobiografía creíble debe ponerse el punto final con la frase ‘y entonces me morí’. Crespo, Zacco y su colectivo  parecen coincidir con tal aserto  y así llevan a su tragicómica Silvia Uber  por un pasadizo cada vez más estrecho que no puede sino terminar en el callejón sin salida que la protagonista marca para sí. Su muerte está decretada con día y hora y personajes.  Su alienación de varios medios  la ‘fuerza’ a novelar pasajes de su vida y crear –para sí- una especie peculiar de ‘realismo mágico’ al que no disparatadamente  denomina ‘urbano’, sobre todo si el término se toma como sinónimo de la Buenos Aires setentista – perdida entre movimientos libertarios,  esclarecidos ‘salvadores de la patria’,  detenidos-desaparecidos, fundamentalismos cristianos y psicoanálisis de distintas vertientes en pugna.  La homosexualidad pasa a ser solo un aspecto del personaje central y su desarrollo dramático.  
          Autor, director y un esforzado elenco dan vida y pulso a esta casi épica manera de pergeñar un trabajo escénico.
         Por fortuna o buen criterio, cuentan con la profesionalidad de la señora Edda Díaz. Ella –acostumbrada al ejercicio de la risa- remonta su personaje con un carisma que la hace querible desde las primeras escenas.  La actriz trabaja sus propios inuendos y, sin desmedirse, logra componer su creatura con buen manejo de espacio y tempo. Las últimas escenas la muestran como un animal escénico con completo dominio de su capacidad actoral. Por ello el público la premia con un aplauso entusiasta.
       El elenco la sigue con buen ritmo y naturalidad [después de todo casi todos ellos son ‘autores responsables’ del texto dramático].  Sobresale Diego Horn con su psicoanalista y son buenas las composiciones de todo el resto –aunque provengan de distintas líneas de actuación. Nadie se extra-limita, y esto ya es un logro.
             Una escenografía basada solo en objetos es funcional al texto. Y el hecho de armarla y desarmarla continuamente es otro logro del mucho trabajo del elenco.
             En síntesis, una historia para observar hasta dónde llega una creación de autor, director y actores que  trabajan convencidos por su amor a la tarea teatral. Y la feliz intervención de una actriz madura que muestra, una vez más, que no es sino una actriz de fuste. 
JORGE  PAOLANTONIO para Didascalias / Rumbo Sur
Sala LA TERTULIA- Gallo 826- Abasto.
Función: Viernes 21 hs.

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