Juan Pablo Geretto, autor, se encarga de actuar sus propios libretos. “Yo amo a mi maestra normal” -de notoria repercusión hoy- al igual que “Como quien oye llover” –éxito de cuatro temporadas- son, en realidad partituras ampliadas del espectáculo original “Solo como una perra”. Este último fue el show de antología originado en Santa Fe pero con aterrizaje final en un teatrito de la calle Corrientes. Y fueron esencialmente su propia calidad y la fuerza del boca a boca lo que lo consagraron para una franja de público que, desde entonces, sigue a Geretto fielmente. Con la puesta multipremiada de “Como quien oye llover” el nombre del autor-actor se unió el de Ana Sanz –innegable creadora de puestas donde campean buen gusto y calidad. La dupla no solo funcionó sino que potenció el ‘efecto Geretto’.
El concepto que involucra la mención de ‘Maestra/o Normal Nacional’ no solo es propiedad de los nostalgiosos. Algunos sociólogos ven en ‘el portador del título’ al “robot estatal” formado, pagado y acreditado por el Estado -ello, asociado, claro a lo de “un chico que está entretenido y aprende debe estar siempre en silencio”. Cabe aquí enumerar solo algunos objetivos del ideario ‘normalista’: “inspirar amor al orden, moderación y dulzura en el trato, amor a la virtud y a la ciencia, horror al vicio, inclinación al trabajo, desapego al interés pecuniario”.
Geretto dista de opinar discursivamente sobre ninguna de estas “particularidades” que –quiérase o no- se llevaron puestas a, cuando menos, cinco generaciones de argentinos. Sin embargo, esa maestra que Geretto hace lucir impecable para su ‘acto de inauguración del patio techado’ corporiza con genialidad lo peor y lo mejor del estereotipo que todos hemos conocido o conocemos desde algún ángulo. Así vemos desfilar en escena y con la magia de una sola voz, una multitud de personajes y asociaciones; la maestra es un punto por el que pasan infinitas asociaciones, ecos, momentos, frases, y lugares comunes del mundo escolar y de la vida misma.
Con sutileza, Juan Pablo copia tonos y gestos. Su acto puro, basado en una observación decantada, se potencia con la risa de los espectadores. Las carcajadas y aplausos espontáneos del público potencian a su vez a esa ‘maestra’ que –de pronto- puede revelar su lado más oscuro o más temible, su hartazgo de una posición o postura impuesta por la circunstancia de sobrevivir a toda costa. Justamente allí radica la esencia más profunda de esta ‘educadora argentina’.
Un espectáculo para ver, reír, divertirse, añorar, pensar y revisar pasado y presente: todo en uno. El amor de Geretto por sus creaturas sale indemne. Y su homenaje tiene el melodramático acento de nuestro Almafuerte recitando: “no desespere la santa maestra;//
no todo en el mundo del todo se va//.Usted será siempre la brújula nuestra,//¡la sola, querida segunda mamá!”.
JORGE PAOLANTONIO para Diario Zno todo en el mundo del todo se va//.Usted será siempre la brújula nuestra,//¡la sola, querida segunda mamá!”.
FICHA TECNICA
Yo amo a mi maestra normal ,
de y por J. P. Geretto. Multiteatro , Corrientes 1283
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