Dicen

Dicen que estamos en el antedía, yo diría no se ni dónde estamos... (Blas de Otero)

domingo, 17 de octubre de 2010

Jorge Paolantonio - Primera Publicación en 'Z'

'Ala de
Ala de Criados’
Verano y pólvora con historia en una obra sobresaliente.
por Jorge Paolantonio, de la redacción de “Z”

     Con “Ala de Criados”,  Mauricio Kartún ha elaborado una pieza sustancial en su dramaturgia y brindado una excepcional  muestra de su acción como director. Ya la autoría y dirección de “El Niño Argentino” [representada con notable repercusión entre 2006 y 2008] lo habían puesto en un lugar diferente: fascinar al público contemporáneo con una metáfora socarrona del exceso argentino, a través de una historia escrita en verso.
    Kartún autor, esta vez, deja el humor en “munición gruesa” de costado y se adentra en una historia “que huele a pólvora”  a partir de sus aristas y su intensidad.  Lo que sucede en escena es eco metafórico de la Semana Trágica (enero de 1919), cuando  los poderosos de turno,  la policía y los paramilitares sofocaron a tiros [700 muertos; 4000 heridos]  la revolución social de una parte del creciente proletariado urbano. Un retazo de playa acantilada del Pigeon Club marplatense –el que hoy ocupa el conocido Torreón- es el escenario para que cuatro personajes recorran pisada tras pisada una historia que opera por sí y por alusión. La calma chicha de los aristócratas sin blasón -que componen los “Bichos” Guerra: Tatana  y sus primos Emilito y Pancho- se convierte en imparable ciclón a partir de las aspas visibles e invisibles que agita frente a ellos un “irresistible” sirviente. Pedro, lanzador de palomas del club y negador de su condición (asevera ser cuentapropista y vivir “ocasionalmente” en el “ala de criados”) opera su atractivo sobre cada uno de los primos y motoriza una acción descabellada. La hipocresía de las relaciones establecidas entre los personajes apunta y dispara desde el lenguaje buscando víctimas propiciatorias. Los blancos móviles van rotando y el autor deja que su intención se deslice con menos o más sutileza aunque con fluidez constante. La insistencia sobre la discursiva metafórica del modernismo y su conexión con el doble discurso fascista queda develada en boca de Tatana –quien de esa forma asume su protagonismo. En apartes, la mujer entra y sale de la historia y arroja su luz sobre sucesos del pasado mediato o inmediato. La acción es a veces mínima pero rica en gestualidad y extensa en simbolismo. El humor se afina y salpica desde un Bloody Mary hasta la sangre que jamás se verá en escena, cuando los “Bichos” logran su revancha.  Los cuadros progresan hacia situaciones cada vez más desopilantes. Finalmente estas creaturas kartunianas alcanzan una estatura que va del humor al horror con velocidad imparable. La mirada del autor sobre el medio pelo argentino es de altísimo cuño y se resume en frases de una ironía antológica. Detrás, está su reivindicación de las luchas de la clase obrera. También su propuesta para el debate tras la obra y el amor profundo por un país que le preocupa y duele.
      Hablar del buen nivel actoral sería quedarse en superficie. Cada personaje vive y respira por la piel de cada uno de estos intérpretes. Juntos, deleitan. Sobresale Laura López Moyano por la sutil ambigüedad y la riqueza expresiva que confiere a la siempre inesperada Tatana.  El Pedro de Alberto Ajaka logra momentos imperdibles.  Esteban Bigliardi compone un Emilito inobjetable en su manejo de tonos. El Pancho de Rodrigo González Carrillo agrega su fuerza y naturalidad al conjunto.
     El tema que reitera el gramófono, la impecable fidelidad del vestuario, un buen planteo lumínico y una serie de objetos curiosos (esa máquina de escribir portátil de corresponsal de guerra, por ejemplo) se conjugan con la enorme roca omnipresente  para que el público distraiga apenas su atención del hipnótico texto. Las sonrisas o risas del comienzo van haciéndose menos frecuentes: el dramatismo gana terreno hasta incomodar a cualquier espectador pasivo. El final de la historia estalla. Y, con otra vuelta de tuerca, el estallido se generaliza. Una obra de autor y elenco argentino de imprescindible visión en estos “tiempos del bicentenario”.

FICHA TECNICA
ALA DE CRIADOS, de  Mauricio Kartún.
Elenco: Alberto Ajaka, Esteban Bigliardi, Rodrigo Gonzalez Carrillo, Laura López Moyano
Autor y Director: Mauricio Kartún.
Director Asistente: Gabriela A. Fernández   
Escenografía: Graciela Galán

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