Dicen

Dicen que estamos en el antedía, yo diría no se ni dónde estamos... (Blas de Otero)

martes, 27 de diciembre de 2011

cronicas FICCIÓN, REALIDAD Y CULTURA



Teatro de la Opera de Roma

     “Va, pensiero” [Ve, pensamiento] es el aria ultra famosa de Nabucco -una ópera de Verdi estrenada en 1842. La letra –lamento e invocación-  es entonada sobre una bellísima melodía por un coro de esclavos que memora la historia del exilio hebreo en Babilonia tras la pérdida de Jerusalén. Apenas estrenada, la pieza se convirtió en himno para los italianos que ansiaban la unidad nacional y la soberanía de Italia. Una de las frases más sentidas del aria expresa: “¡Oh patria mía, tan bella y perdida!”
     Es relevante mencionar  que fue cantada en Chile en el Estadio Nacional, cuando Pinochet dejaba el poder en 1990.
     Hace apenas cuatro meses, cuando Italia celebraba los 150 años de la proclamación de la unión italiana [1861], hubo una función de gala en el Teatro Dell’Opera. La dirigía Ricardo Mutti. En el palco de honor estaba “il Cavaliere” Berlusconi acompañado, entre otros, por el Cardenal [Retirado] Agostino Vallini. Pero claro, en cientos de butacas de todo el teatro había una franja variopinta del pueblo italiano.
      Antes de la función, el alcalde de Roma, Gianni Alemanno, subió al escenario y, entre otras cosas, sinceró los recortes al presupuesto de cultura hechos por el propio Berlusconi. Esto, obviamente,  generó tensión en todos: los de arriba y los de abajo. Cuando con el tercer acto llegó el momento del “Va Pensiero” el público creó un silencio tan visceral como expresivo. Y, apenas terminada la pieza, una mayoría, de pie, vivó a Italia y Verdi, y pidió con insistencia un bis [que por tradición no suele hacerse para no ‘cortar’ la continuidad del espectáculo]. Mutti, el gran director, en un gesto teatral, miró al público y a Berlusconi a la vez, y dijo: “Estoy de acuerdo con esto de Larga vida a Italia" (…) Tengo más de 30, soy  un italiano que recorrí el mundo;  hoy tengo vergüenza de lo que sucede en mi país. Accedo al pedido de bis. No sólo por la dicha patriótica sino porque cuando el Coro cantó "Ay mi país, bello y perdido", pensé que si seguimos así vamos a matar la cultura sobre la cual se construyó la historia de Italia. En tal caso, nuestra patria, estaría en verdad "bella y perdida". (…) Estamos en nuestra casa, el teatro de Roma (…) les propongo unirse a nosotros para cantar todos juntos. Y así sucedió. Todos cantaron con “fervor patriótico” y muchos, con lágrimas en los ojos. Berlusconi, su férula y el Cardenal contaron con la oscuridad  del palco regio.  Cuando, finalmente,  las luces se encendieron, la plana mayor se había retirado.
SANTIAGO R ALGAN / JORGE PAOLANTONIO  para Didascalias / Rumbo Sur

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