Cuando un sanguíneo agente de seguridad se refugia en la rutina impuesta por la represiva cáscara de un orden castrense, corre el riesgo de sufrir una escoriación mínima que lo lleve directamente a una catástrofe personal. Producida la primera grieta, el magma interno terminará busca cómo salir a superficie. El volcán de una conciencia conflictiva hasta entonces dormida lanzará lava y cenizas y arrasará, en su erupción, con todas las cosas a su paso.
Matías Feldman, dramaturgo que va afirmando su madurez [Fractal, Reflejos] propone un discurso cronológico y muy efectivo. Su conocimiento integrado del mundo actoral y musical [es también pianista] lo ayuda a pergeñar una obra con puesta compleja. Lo visto en escena será a través de la confluencia de tres planos: la actuación que se limita a un mono-ambiente de corte realista, un cuarteto de cuerdas a la derecha del espectador, y una pantalla con video en vivo: verdadera lente de aumento de la gestualidad de los intérpretes.
“El”, nombre del protagonista, es Luciano Suardi. Su elaboración de personaje está trabajada desde los detalles ínfimos: el resultado es óptimo. La reiteración de gestos, los tics, la voz: todo se conjuga para una creación sobre la que descansa buena parte de la representación. La aparición de una “Mujer” - Juliana Muras- sirve para resaltar la vacuidad sentimental de “El”. Muras crea una parlanchina creíble cuya fe cuasi cursi para encontrar el amor termina por mostrar su convencionalismo hacia el final de la pieza. “El” tiene un “Compañero” –Santiago Gobernori- y este es quien con más evidencia produce la primera escoriación en el orden hasta allí inmutable del agente de seguridad. “El” tiene portación de armas pero jamás ha usado su revólver. Las escenas se suceden y el público se presta al suspenso que va creando justamente el querer ver “hacia donde van las cosas”.
Una prostituta, un adolescente en situación de calle, y una madre marginal aparecen para que la historia se complique y desarrolle.
“El”, instigado por su “Compañero”, termina por cobrar su primera víctima. Es allí donde un atisbo de conciencia se adensa y termina siendo una zona de culpa simbolizada en una sangre imposible de borrar. La obra da un vuelco notorio y “las cosas” pasan de castaño a oscuro. La impasibilidad del protagonista se torna agresividad en su modo y lenguaje y cunde la acumulación de ideas de justicia social. Las definiciones pierden peso ante una visión donde las clases sociales se entremezclan; lo humano quiere expresarse y no encuentra el cauce. Su bondad causa temor. Su desajuste lo lleva a la omnipotencia. Y allí se apura el desenlace. Terrible. Esperado. Las cordófonos siguen acompañando el desajuste.
Una obra interesante, con un protagónico excelente y un equipo a la altura de la circunstancia. Un logro de este teatro argentino joven que apunta a lo mejor.
JORGE PAOLANTONIO para Diario Z
FICHA TECNICA
Autoría: Matías Feldman
Actores: Luciano Suardi, Juliana Muras, Santiago Gobernori, Jakie Cabezas, Alan Bogado, Lorena Vega.
Cuerdas: Damián Bolotin, Pablo Sangiorgio /Valeria Kaladjian, Fernando Herman /Dolores Lopez Mackenzie, Pablo García / Melina Kyrkiris.
Camarógrafo: Agustín Mendilaharzu.
Música de: Diego Vila, Bela Bartok.
Iluminación: Matías Sendón
Escenografía y Vestuario: Mariana Tirantte.
Asistencia de Dirección: Fabián Barbosa
Puesta y Dirección General: Matías Feldman
SALA TEATRO SARMIENTO - Avda Sarmiento 2715
No hay comentarios:
Publicar un comentario