Dicen

Dicen que estamos en el antedía, yo diría no se ni dónde estamos... (Blas de Otero)

martes, 27 de diciembre de 2011

YO MATE A PAPA NOEL




                   SUBORDINACION Y VALOR EN LA PICOTA
         Rubén [Jerónimo Freixas] y Santiago [Gonzalo Senestrari] viven su pesadilla [cuasi] surrealista a partir de una situación bélica de interminable vigilia. Ambos son soldados argentinos incomunicados con el exterior, casi hambreados y en el límite mismo de la cordura. El enemigo invisible es nada menos que ‘las huestes del imperio’ norteamericano. Sin jerarquía real que los diferencie, impera el criterio del más fuerte –Rubén se hace llamar “soldado mayor” aunque aclara que es cuestión de edad.
          A partir del dislate, el texto recorre una toponomia irregular que se apoya en cierto humor común en los juegos infantiles. Entre esas frases y acciones, va colándose una sensación de desesperanza que corroerá a ambos personajes. La perspicacia de uno y la simpleza del otro se unen en el no-sentido: una guerra en la que entraron sin saber del todo porqué. Responden a una orden externa: defender el lugar con su propia vida.  Lo hacen. Pero internamente, irán rebelándose. Rubén se resiste al principio: es un adulto que obedece y manda.  Santiago, desde su infantilismo, es quien  acusa recibo de lo absurdo y se trepa al tobogán de la ternura improvisando un destartalado árbol navideño. Han transcurrido tres o cuatro meses sin lazo alguno con el exterior. Rubén hace que su ‘subordinado’ anote el parte diario que él le dicta desde su ‘superioridad’. Pero Santiago solo lleva cuenta de las fechas: hace mucho tiempo que se quedó sin tinta y la anotación es una parodia que el propio Rubén se esfuerza por ignorar.      
           Ambos caracteres saben que es víspera de navidad. Unos golpes a la puerta reverdecen sus temores. Entra un hombrón vestido de Papá Noel. A partir de ese momento crece una acción que venía diluida,  para catapultar a los dos soldados a un enfrentamiento real. Hay una toma de posiciones y cada uno se encargará de revelar qué cosa hay detrás de ‘los que están solos y esperan’.
            El autor, preocupado por marcar cierto grado de idiotez en el mundo adulto, tensa la cuerda y anota momentos que van del paso de comedia ala reflexión. El resultado queda del lado de una sonrisa con dejo de amargura. Una final casi previsible atenta contra la efectividad de toda la pieza.               
             Jerónimo Freixas hace un obtuso creíble aunque con crispación exagerada de a ratos. Senestrari –autor y actor- bucea en su niño y crea un personaje querible. Hay una complementación de buen tono.  Nicolás Albamonte es un villano discreto que se aviene al tono original de la pieza.
             El director, Alejo Beccar, logra una puesta ágil para un texto sin demasiada acción. Luces y vestuario son sencillamente indicativos.
             En resumen: el público ve una historia que entretiene sin sorprender pero que le permitirá ponderar sobre cierta ingenuidad generalizada que campea a la hora de razonar hechos como la insensatez de la guerra o el crimen en general.  
   JORGE PAOLANTONIO para Didascalias / Rumbo Sur
FICHA TECNICA
Autor: Gonzalo Senestrari.
Elenco: Nicolas Albamonte, Jerónimo Freixas, Gonzalo Senestrari.
Vestuario: Soledad Contreras Garcia
Escenografía: Soledad Contreras Garcia.
Dirección: Alejo Beccar.
Prensa: Daniel Falcone.
Teatro LA TERTULIA    Gallo 826   Sábados, 21 hs.



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